Remontándonos a la historia, uno de los episodios más sonados es entre finales del siglo XIX y principios del XX, cuando el diseño de la bicicleta se mejora notablemente (se le incorporan dos ruedas del mismo tamaño, pedales, la cadena que permitía la transmisión de energía del pedal a la rueda trasera o cuadros más ligeros) y algunas mujeres comenzaron a atreverse a montarlas. Inicialmente las bicicletas eran un artículo caro y, por tanto, sólo accesible para las clases más altas. No solo eso sino que además eran de uso prácticamente exclusivo de los hombres por lo que las pioneras no estuvieron exentas de críticas, comentarios peyorativos e incluso agresiones. Llegaron a asociarse problemas de salud y enfermedades a las mujeres por el uso de la bicicleta como el síndrome de la “cara de bicicleta”, alteraciones menstruales y esterilidad, entre otros trastornos. Asimismo el acto de montar en bicicleta se veía como una acción inmoral por parte de la sociedad.
El hecho de que algunas mujeres montasen en bicicleta rompió por completo algunos de los esquemas en los que se encontraban encorsetadas: la bicicleta les permitía desplazarse con mayor libertad, favoreciendo así la salida de alguna manera de la constreñida esfera doméstica; también supuso el uso de prendas de vestir más ligeras, dejar atrás los corsés e incluir prendas relegadas a los hombres como los pantalones. Los pantalones bombachos o bloomers, creados por Alice Bloomer, se popularizaron entre las mujeres que montaban en bicicleta. Posteriormente la imagen de la mujer montada en bicicleta cambiaría y pasaría a ser más amable dando paso a la concepción de “la Nueva Mujer”.
La bicicleta asimismo resultó ser una interesante herramienta en las reivindicaciones políticas y por los derechos de la mujer que defendían las sufragistas, por su carga simbólica asociada a la libertad, la liberación o la autonomía pero también por su utilidad práctica para extender las campañas sufragistas, llegar a más mujeres e incentivar su uso entre ellas.
"Las mujeres viajamos, pedaleando, hacia el derecho de voto" (E. C. Staton)
Un ejemplo de ello lo encontramos en Alice Hawkins, mujer de clase trabajadora que reivindicó el uso de la bicicleta como medio de transporte ideal para las mujeres por su comodidad y asequibilidad (progresivamente el acceso a una bicicleta dejó de ser exclusivo para las clases altas). Además, Alice se implicó activamente en el movimiento sufragista y reivindicó los derechos de las mujeres. De nuevo, ella y sus compañeras de la Unión Social y Política de Mujeres (WSPU en inglés) encontraron en la bicicleta la manera idónea para desplazarse por los diferentes barrios y pueblos de los alrededores de la ciudad de Leicester.
Otras mujeres que lucharon por los derechos de las mujeres a la vez que reivindicaban la bicicleta son: Millicent Garrett Fawcett, Annie “Londonderry” Cohen Kopchosvky, Sarah Grand, Susan B Anthony, Rosa May Billinghurst o Frances Willard, entre otras.
Annie Londonderry emprendió una vuelta al mundo en bicicleta en 1895
Si bien es cierto que las cosas han cambiado mucho, aún hoy en día seguimos trabajando para reivindicar y normalizar el uso de la bicicleta entre las mujeres, incluso en algunas partes del mundo, como Arabia Saudí, las mujeres siguen encontrando enormes barreras para su normalización.
Diferentes mujeres que han pasado por los cursos que impartimos desde el Aula de la Bici nos dejan testimonios que ilustran que para muchas de ellas el hecho de aprender a montar en bici va mucho más allá de pedalear. En numerosas ocasiones destacan las nuevas sensaciones de libertad o movimiento que experimentan, normalmente acompañadas de una mayor autoestima y valoración de sus capacidades. Algunas alumnas también han compartido con nosotras cómo la bicicleta les ha abierto las puertas a comenzar otras actividades que hasta entonces habían descartado o incluso cómo se han atrevido a explorar lugares y rutas que de no ser por la bicicleta no se planteaban. Además de todo esto, muchas de nuestras alumnas acaban formando grupos para practicar juntas y realizar rutas u otras actividades. Desde Aula de la Bici también tratamos de organizar rutas que permitan el reencuentro de las alumnas y así fomentar que se formen lazos entre ellas y crear un espacio en el que compartir experiencias. El proyecto que estamos llevando a cabo dirigido a mujeres, Bicis Diversas, comparte estos objetivos pues, además de realizar cursos de aprender, habilidad y circulación también hemos contemplado otras actividades y acciones para “enganchar” a las mujeres que se han animado y fomentar el intercambio de vivencias entre ellas.
Como decía Susan B Anthony: “Cada vez que veo una a una mujer en una bicicleta me alegro, porque es la imagen de la libertad”
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